Mucorreguladores P2

Las estructuras anatómicas que constituyen las vías respiratorias conductoras y periféricas tienen papeles distintos en la defensa innata de los pulmones, y la diversidad de las células epiteliales que recubren el tracto respiratorio contribuye de maneras únicas a la homeostasis pulmonar. El tracto respiratorio tiene 3 mecanismos de defensa: Cilios, secreción de moco y células inmunitarias.

La tráquea, los bronquios y los bronquiolos están revestidos principalmente por un epitelio pseudoestratificado cuya superficie está cubierta por células ciliadas. Estas estructuras celulares se caracterizan por presentarse como apéndices cortos ubicadas en la tráquea de las aves, los cilios realizan varias funciones importantes gracias a sus movimientos rítmicos como, por ejemplo, la protección en contra del ataque de microorganismos en el tracto respiratorio al permitir la expulsión de las partículas acumuladas en la mucosa, como el polvo.

Las células caliciformes son las encargadas de producir la capa de mucina en el tracto respiratorio, el moco está compuesto de 95% agua y 2% glicoproteínas ricas en ácido siálico. Las mucinas son parte del sistema inmune innato cuya función es la eliminación de patógenos y desechos celulares; crean una capa en forma de gel de proteínas poliméricas que se mueve hacia arriba en las vías respiratorias mediante el movimiento de los cilios.

La uniformidad de la producción de moco en la tráquea es vital para mejorar la actividad ciliar, la producción de una capa de moco más densa o viscosa es consecuente de una infección bacteriana o viral.

Además del sistema de defensa innato están las células epiteliales, que reconocen los patógenos microbianos y sus productos e inician la señalización para reclutar y comunicarse con las células del sistema inmune.

Las células epiteliales de las vías respiratorias, las células dendríticas y (en las vías respiratorias inferiores) los macrófagos alveolares (AM) son los puntos de control iniciales que encuentran antígenos inhalados y desencadenan respuestas inmunitarias pro inflamatorias o antiinflamatorias.

Los macrófagos pulmonares y las células dendríticas (DC) se encuentran muy cerca de la superficie epitelial del sistema respiratorio y de los capilares para tomar muestras y examinar el material transmitido por el aire y por la sangre. En la comunicación con las células epiteliales alveolares, establecen el umbral y la calidad de la respuesta inmune. Las DC se especializan en el inicio de respuestas inmunes adaptativas a través del reconocimiento y el procesamiento del antígeno y su presentación a las células T.

A medida que los pulmones se adaptan a los desafíos ambientales, los macrófagos alveolares también se adaptan para cubrir las necesidades cambiantes del tejido. En los macrófagos el cambio del estado de tolerancia al estado inflamatorio se acompaña de la inducción de la secreción de IL-1, IL-6 y TNF (factor de necrosis tumoral). La capacidad fagocítica de los macrófagos, incluida la eliminación de células muertas, aumenta sustancialmente las afecciones inflamatorias o infecciones, ya que se promueve la fagocitosis y la inflamación al unirse al agente patógeno.

Desde una perspectiva celular, las células inmunes innatas pulmonares pueden subdividirse en dos categorías simplificadas: primero, los granulocitos (heterófilos, eosinófilos y basófilos) que son de corta duración y tienen un potencial patogénico agudo más alto al liberar rápidamente sus componentes tóxicos y dañinos a los tejidos (proteasas y oxidantes) tras la activación local en las vías respiratorias. Segundo las células mononucleares (monocitos, macrófagos alveolares/intersticiales y células dendríticas), son de vida más prolongada y son más controladas en términos de liberación de enzimas y mediadores, principalmente como células presentadoras de antígeno y recolectoras de cuerpos/restos apoptóticos y microbios invasores.

Los heterófilos que están dentro del pulmón constituyen el reservorio más prominente de estas células en la circulación sistémica. Los neutrófilos desempeñan acciones pro y antiinflamatorias, según se requiera, para matar de manera eficiente a los patógenos y resolver la inflamación.